Este tema es una potente explosión de fuerza bruta que golpea de inmediato y sin mediar palabra, la distorsión gruesa y pesada de las guitarras abusan de manera instantánea a nuestros oídos como una forma de imponer respeto. Si bien se basa en una tonada de blues, que es a partir de donde se construye la base rítmica, también contiene ese lado más oscuro y salvaje, cargado de rebeldía, característico del hard rock. Los riffs son precisos e hipnóticos, además de que saturan el ambiente sonoro con cada movimiento, pero honestamente eso es lo que nos encanta.
Todo este ritmo alocado y preciso se siente como intentar domar un animal que se niega a responder al control de su jinete. O probablemente como subirse a una motocicleta con una potente cilindrada y viajar a toda velocidad escuchando su rugido y permitiendo que el viento nos golpeé de frente. La interpretación vocal solamente refuerza toda esta sensación, es áspera, rasposa y cruda, es la cereza del pastel, o mejor dicho, la roca en el whiskey.
Rosetta West nos trae su más reciente material, un sonido que no conoce límites.
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